Apunto de cumplir ocho meses de detención preventiva en la cárcel de San Pedro (La Paz) el próximo 12 de enero, sin juicio y menos con acusación formal en su contra, Eduardo León, abogado y exdefensor de Gabriela Zapata, en contacto con El Día, señaló implacable, que seguirá defendiendo su honor y por ello confiesa que no es perseguido sino un preso político. En tanto su esposa, Graciela Mendoza, alista maletas para viajar a Estados Unidos y reunirse con el Secretario General de la OEA, Luis Almagro.
P. A casi ocho meses de estar detenido ¿cómo se encuentra?
E.L.: Me encuentro recuperando mi salud, tengo recaídas ocasionales porque la enfermedad de base, que es gastritis, no fue completamente tratada debido a la forma en que se interrumpió el tratamiento para trasladarme por la fuerza al penal de San Pedro, donde llevo detenido siete meses
P. ¿Y el proceso cuánto avanzó?
E.L.: A la fecha, pese a haberse superado los plazos procesales no se ha presentado acusación alguna en mi contra. Hemos tomado conocimiento que la Fiscalía, mediante chicanas y artimañas que se usaban en la antigüedad, recién presentó imputación contra Gabriela Zapata, los abogados Zuleta (Wálter) y Sánchez Peña (William), además contra la secretaria de Zuleta. Estos se encuentran prófugos y bajo protección y hasta que se tramite la notificación de estas imputaciones pasarán unos meses más. La Fiscalía no hizo ni hace nada por capturar a los prófugos y ha tenido una conducta complaciente con ellos, que no es de extrañar, porque el actuar de los fiscales es de militante de base y no de un fiscal.
P. ¿Cómo cataloga el actuar de la justicia en su caso?
E.L.: Yo catalogo de vulgar la manera cómo las autoridades atropellan los plazos legales y cuando saben que van a perder o que no tienen un caso, acuden al chantaje. Ellos quieren que los ciudadanos se sometan al procedimiento abreviado creyendo que con ello han logrado establecer la verdad material de los hechos. Por eso es que el actuar de la Fiscalía se resume en ilegal y burda.
P. ¿Qué derechos se han violentado en su contra?
E.L.: Los derechos que se me han violado son el debido proceso, el derecho a la defensa, el derecho a ser oído antes de que se dicte sentencia. Además, se me ha sometido a tortura física y psicológica, se ha violado mi derecho al trabajo, se me ha dado un trato indigno, me han condenado a una muerte civil. Con todo ello, se atentó a mi derecho a la vida y la salud, así como se ha violado mi derecho a la dignidad humana.
P. Su caso cómo califica ¿una acción política o judicial?
E.L.: Es un caso exclusivamente político que no tiene razón jurídica alguna, ya que de atreverse a ir a un juicio llevaremos al estrado a ministros, diputados, senadores y a los propios dignatarios de Estado. Tenemos una estrategia legal apegada a la verdad y honestidad. Frente a una sindicación política y vulgar, está la verdad. Haremos valer en toda instancia legal, nacional e internacional.
P. ¿Sigue en la posición de perseguido político?
E.L.: Yo ya no soy un perseguido político, soy un preso político, porque el gobierno ordenó a empleados del sistema judicial bajarse los pantalones ante sus jefes políticos y han fornicado con el poder político de la manera más deshonesta.
P. ¿Por qué su familia acudirá ante la OEA?
E.L.: Porque en Bolivia no hay justicia alguna y por ello estamos agotando una y varias veces los recursos internos que nos habilita acudir a vías internacionales. Ya tenemos una demanda ante la CIDH, que está pendiente de una resolución. Ahora estamos acudiendo a la OEA, invocando la carta democrática de dicho organismo. Hemos denunciado estos atropellos a embajadas de América y a organismos nacionales e internacionales de derechos humanos. También a la Iglesia católica y a personalidades influyentes de opinión pública.
P. Como abogado ¿cómo se siente sobre el accionar de sus colegas, hoy fiscales y jueces?
E.L.: Decepcionado, avergonzado y apenado porque esta gente demuestra que son capaces de matar a sus padres por ir a la fiesta de los huerfanitos. Por un empleo pueden destruir familias y el honor de ciudadanos honestos. Pero ellos deben saber que llegará un día en que deberán dar cuenta de sus actos ante la justicia y jamás podrán mirar a los ojos a sus hijos para dar una explicación de sus actos, por lo menos en este caso.
P. ¿Este es el peor momento para su familia?
E.L.: Mi familia está afectada por esta situación, pero fortalecida. Sabemos que soy inocente; que no hice nada en absoluto y eso nos da más fuerza. Muchos me dicen ya no hables, no digas nada, las cosas serán peor. Pero quiero ser muy claro: yo estoy luchando ahora por mi honor y voy a dejar un nombre a mis hijas. Prefiero morir aquí, prefiero un pelotón de fusilamiento a aceptar algo que no hice.
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