La intendenta Luz Rojas, que cumplió ayer ocho días de reclusión en el penal de San Sebastián Mujeres, recibe diariamente 80 visitas, ramos de rosas, comida y refrescos.
Las flores que todavía le envían o entregan personalmente sus “admiradores”, como lo hacían cuando ocupaba su oficina en la Intendencia, las manda a la capilla donde se encuentran los santos San Sebastián y el Señor de la Exaltación.
Cuenta que por tradición ninguna interna le mira de frente a San Sebastián, una imagen de un santo “hermoso y de ojos verdes” que se enamora de quien lo vea y no le deja salir del penal o le hace volver. Ella mostró a OPINIÓN la capilla y las flores que le enviaron estos días, pero no miró a San Sebastián, como manda la costumbre en el interior de la cárcel.
Considera que su juicio es político y confía que este miércoles 19 saldrá en libertad, tras una audiencia de apelación que se realizará ese día. Mientras está detenida tiene una licencia especial en su trabajo.
Al llamado por su nombre, aparece desde el fondo del patio de la cárcel lleno de mesas y sillas, dejando por unos minutos a la docena de comerciantes que le hacían compañía. Se muestra tranquila.
Rojas fue imputada por uso indebido de bienes del Estado y atentado contra la libertad de trabajo. Exgendarmes denunciaron que fueron obligadas a ir a una fiesta particular, sostuvieron que otra funcionaria les dijo que era por orden de Rojas y les advirtió con despidos si no asistían. El 6 de octubre se ordenó su detención preventiva.
Es la que más visitas recibe. “Vienen hasta 80 personas por día. Me dicen que parece que la Intendencia se hubiera trasladado aquí”.
Se expresa entre risas y cuando está por quebrarse toma aire y vuelve a sonreír. “Vienen comerciantes, me abrazan, me besan, una de ellas me trajo phisara con queso”. Un niño, “que vive en la calle”, que conoció durante sus operativos, le visitó dos veces y le llevó jugos y galletas.
Algunos secretarios municipales y asambleístas fueron a verla. La visitó el secretario general Ricardo Pol. El alcalde José María Leyes le llamó por teléfono, habló con ella a través de la línea que todas las internas utilizan. “Me dio confianza”.
“Aquí se conoce a los verdaderos amigos. Me siento millonaria, feliz. Tengo gente que me quiere”.
PROCESO Entre las visitas más frecuentes están las de sus dos abogados, que alistan la documentación para argumentar que cuenta con domicilio y que no hay obstaculización en el proceso.
“Sé que esto es una injusticia. Es político. Nada de lo que se dice es cierto”.
Denuncia, sin identificar a nadie, que antes de ser detenida fue amenazada. “Me dijeron que piense en mi libertad. Quieren perjudicar al Alcalde. Muchos somos leales y vamos a seguir trabajando junto a José María Leyes".
SU INGRESO La noche del 6 de octubre, Rojas ingresó en medio de gasificación, por la movilización de comerciantes que le defendían en puertas del recinto penitenciario. “Cuando he entrado, estaban las mujeres en el patio. Yo no podía respirar por el gas y varias me dieron cigarrillos (para contrarrestar el efecto del gas). Ahora todas son mis amigas”.
Todavía duerme en “Barrio Lindo”, el cuarto que comparten, antes de ocupar otros ambientes en la cárcel, las últimas 30 personas que ingresan.
Lo toma con humor: “Soy la número 6. Ya soy antigua”.
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