miércoles, 18 de abril de 2018

Rózsa se vinculó con las logias cruceñas para guerra separatista



El terrorista húngaro-boliviano Eduardo Rózsa Flores llegó a Bolivia en 2008, luego de ser contactado y colaborado por autoridades cívicas y políticas de Santa Cruz para “coordinar la defensa” departamental, aunque las investigaciones posteriores develaron que confabulaba, junto con los que lo trajeron, para la división del país y la creación de otra nación.

Según el informe conclusivo de la comisión especial multipartidaria de la Cámara Baja de 2009, antes de llegar a Bolivia, Rózsa le pidió al periodista András Kepes una entrevista en la que le dijo que no vendría en calidad de turista.

“No, no. Sería demasiado evidente pues, aunque se guarda el secreto, hasta ayer sólo sabían cinco personas de mi llegada. El plan es el siguiente: me expiden el billete de avión, lo pagan ellos. No sé todavía de qué manera desde aquí de Europa, pero lo importante es que llegaré a una ciudad de Mato Grosso de Brasil, llamada Campo Grande. Allí me esperarán con un automóvil. Me llevarán a un sitio concreto, cerca de la frontera verde, donde pasaremos la frontera con personas contrabandistas conocidas por mis contactos. En el otro lado me esperará un coche. Me llevarán a un alojamiento preparado”.

Las personas encargadas de pagar el pasaje de avión desde Madrid (España) hasta Santa Cruz y recibirlo eran, según Rózsa, un “consejo cruceño”, mismos con los que habría avanzado en la organización del plan de “defensa”.

“El consejo cruceño está planteando una estrategia, tiene un plan de defensa. Este plan exige que se cuide la propiedad privada, que los ciudadanos puedan vivir en paz y que hay que defender a las autoridades como el prefecto y otros ciudadanos”.

Si bien Rózsa habló de un plan de “defensa”, se refería a “defender” a Santa Cruz del Ejército boliviano, al mismo tiempo habló de acciones ofensivas al conformar una milicia y declarar la independencia de Santa Cruz.

“Si no hay autonomía y no podemos vivir juntos, vamos a gritar que somos independientes y haremos un nuevo país. Ésa es la idea, primero están probando razonar para prevenir la matanza de la gente, pero queremos mostrar fuerza e independizarnos”, aseveró.

La confirmación de los recursos económicos para la llegada de Eduardo Rózsa al país se dio durante una escalada de violencia, alentada por los comités cívicos de Tarija, Santa Cruz, Beni y Pando, como por sus prefecturas, luego de reuniones con comités cívicos y el entonces embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg.

Se destinó el dinero y se confirmó el arribo de Rózsa Flores. La programación de sus actividades separatistas fueron establecidas para un par de meses con “recursos políticos, pero señalando la fuerza”, para luego entrar al escenario militar.

“Hay que estar preparados para que dentro de un par de meses lleguemos a que, si no hay autonomía, si no hay convivencia con autonomía, proclamaremos la independencia y fundaremos un país nuevo”.

Eduardo Rózsa Flores no iba a trabajar solo ni únicamente con bolivianos. Como se pudo evidenciar, su equipo de trabajo más cercano estaba compuesto por extranjeros, a excepción de Mario Tadic, que es boliviano, pero vivía en Europa. Teniendo a Rózsa como contacto en Bolivia, llegaron siete extranjeros y un boliviano, y su ingreso quedó registrado.

Conspiración y plan de guerra

El 12 de noviembre, Rózsa escribió un mail a Istvan (belovia@ hushmail.com) y le detalló algunos elementos sobre las operaciones en Santa Cruz.

Primero le aclaró que se trataba de una operación militar civil, que aún no tenía nombre, pero que existía un grupo de poder que estaba detrás del asunto, “que son los que dan el apoyo financiero y logístico”.

Aclaró que el comandante de la operación militar era él y que desde el ámbito civil “funciona una especie de consejo” con el que tomó contacto un año y medio atrás, y que lo buscaron por su experiencia bélica en Croacia, por lo que ni bien llegó a Santa Cruz organizó la estructura militar.

En la misma carta indicó que contaba con un equipo de 50 personas, con las que conformaría su grupo operativo militar, que debía estar en condiciones de acción bélica entre el 15 de enero y el 25 de febrero de 2009.

El objetivo de esta organización militar, según Rózsa, sería impedir que el Gobierno mantenga el control sobre la ciudad de Santa Cruz y las provincias, y caracterizó a ese movimiento armado como anticomunista y antiindígena.

“Podemos hablar de semanas, pero en algunos casos, en caso de fragmentación –territorial– se podría esperar una crisis de años –efecto de Kosovo”, detalló en su declaración.

Rózsa contempló la alternativa posible de que algunos militares, una vez iniciado el conflicto, se unan y posibiliten un golpe de Estado. Sin embargo, tenía claro que la opción más viable era una guerra civil separatista, con enfrentamientos militares durante varios años y con miles de muertos (Kosovo).

Patrocinadores

Rózsa aseguraba tener limitados recursos financieros y logísticos, aunque confiaba en que su misión sería exitosa en la medida en que estaba de su lado “un grupo de consejeros excelentes”, dispuesto a apoyar política y económicamente.

“Los miembros del consejo, o sea las cabezas visibles, los dirigentes del movimiento: Rubén Costas Aguilera (actual gobernador cruceño), Branko Marinkovic (presidente del Comité Cívico, una organización con gran influencia, es también llamado por los de Santa Cruz el Gobierno Moral), Eduardo Paz (presidente de la Cámara de Comercio y de Industria), Mauricio Roca (presidente de la Cámara de Agricultura y de Ganaderos de la Bolivia oriente), Germán Antelo (expresidente del Comité Cívico)”.

La composición de este consejo coincidía en número con la información que proporcionó Rózsa a Kepes.

Durante diciembre de 2008 y enero de 2009, Rózsa escribió un conjunto de notas a sus financiadores.

En la primera pidió el alquiler de 10 equipos para comunicación y cuadratracks, para llevar adelante un atentado contra un monumento a Ernesto Che Guevara, presumiblemente en La Higuera, antes de Navidad. Luego mencionó un contacto para operaciones en Beni, Humberto Rivera, con “bastante dinero, Pablo Klisnky, exdiputado de Podemos por Santa Cruz, Marcos Serrate”, así como otras posibles fuentes de financiamiento “de preferencia logieros”, e incluyó a Luis Alberto Nostas y a Remer Antelo, entre otros.

Preparaba un grupo de 3.500 hombres

El objetivo del trabajo inicial de Rózsa consistía en la formación de una milicia de 1.000 hombres entrenados en artes militares y 2.500 (número variable) entrenados en técnicas de resistencia civil.

También identificó dos objetivos militares: uno rural, Yapacaní, y uno urbano, el Plan 3.000, con población mayoritariamente migrante del occidente.

Consideraba también que la resistencia en Santa Cruz provocaría la deslegitimación del Gobierno central y su eventual caída como, según dijo, demuestra la historia.

Otro dato importante develado por Rózsa fue que ya tenía contactos con militares jubilados y militares activos.

Señaló que los instrumentos financieros que eran limitados y provenían de círculos y organizaciones empresariales aportaron probables $us 25 millones para hacer “frente” al gobierno de Evo Morales.

Rózsa bautizó su actividad como Operación Media Luna y expresó su preocupación por el bajo número de combatientes, aunque creyó que era un número variable, pero alcanzable en las condiciones dadas hasta el 15 de enero.

Estos planes conspirativos, separatistas y terroristas fueron detectados por agentes de Inteligencia, por lo que la madrugada del 16 de abril un contingente policial ingresó al hotel Las Américas para aprehenderlo junto a sus cómplices; sin embargo, el grupo terrorista-separatista se resistió y arremetió contra los uniformados.

El intercambio de disparos culminó con la muerte de Eduardo Rózsa Flores, Martin Dwyer y Árpád Magyarosi, mientras que se capturó a Elöd Tóásó y Mario Tadic.

En su audiencia cautelar, ambas personas aseguraron que dirigentes y políticos cruceños los trajeron a Bolivia para defender a Santa Cruz, pero que fueron engañados.

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