Noticia publicada el 21 de Abril de 2007 en La Prensa
La Policía sabe que en los puntos de parada en las carreteras, los restaurantes ofrecen bebidas alcohólicas a los conductores de autobuses, quienes por lo general son atendidos en ambientes privados lejos de la vista de los pasajeros.
La información sale ahora que las investigaciones apuntan a que el chofer de El Dorado dio positivo en el test de alcoholemia, con 1,8 gramos de alcohol en un litro de sangre, frente a 0,75 gramos tolerables.
El autobús se embarrancó el jueves en el camino entre las ciudades de Santa Cruz y Cochabamba, causando la muerte de 35 personas, según la cifra actualizada ayer, y dejando 23 heridos, quienes se recuperan en tres hospitales de la capital cochabambina y la ciudad de Sacaba.
El jefe de Tránsito de la Terminal de La Paz, coronel José Murillo, explicó que los controles a los choferes del transporte interdepartamental e internacional se efectúan con regularidad.
Aclaró que escapa de sus manos el que consuman alcohol en el camino, como sucede debido a la oferta de los propietarios de pensiones, quienes, con esa atención, hacen que los choferes paren a sus puertas para que los pasajeros consuman.
El jefe de Laboratorio de la Unidad Operativa de Tránsito de La Paz, Carlos Cárdenas Rodríguez, reveló que, por ejemplo, en restaurantes de Caracollo se sirven bebidas como el té con té por las noches, y también “al venir de Potosí, en Challapata”. No sólo eso, se sabe que el consumo de los choferes es gratuito.
El informe
A principios de este año, la jefatura de la Patrulla Caminera de La Paz entregó un informe al Comando General de la Policía en el que identifica puntos de expendio de bebidas alcohólicas en la ruta La Paz-Oruro.
Según el jefe de la Patrulla Caminera, coronel Jorge Saravia, la investigación hecha por un oficial de esa unidad denunciaba a restaurantes de Patacamaya, Caracollo y Caihuasi, a la altura del puente Independencia.
A pesar de esa averiguación, el Comando de la Policía Nacional no remitió órdenes a sus instancias responsables para la intervención de esos negocios.
Con dificultades
Saravia manifestó que un obstáculo de la Patrulla Caminera para el control de los transportistas a medio camino es la “intransigencia” de algunos pasajeros que protestan contra ese procedimiento en las trancas, “por no perder tiempo”.
Otro aspecto es la insuficiente cantidad de vehículos con los que cuentan los efectivos camineros. Según el coronel Saravia, en La Paz se cuenta con 17 vehículos, de los cuales 12 se mantienen en “muy mal estado”, tanto que “casi siempre están en reparación en los talleres mecánicos”.
Esto hace que los controles alcoholémicos de Tránsito en las terminales, de donde los conductores salen sobrios, no siempre garanticen la seguridad de los pasajeros.
Aclaró que tampoco es posible revisar todos los buses al momento de su partida, porque tampoco abastece el personal.
En el caso de La Paz, existen seis efectivos para verificar el cumplimiento de las exigencias básicas a unas 100 flotas por día. No se permite, enfatizó Murillo, la salida de un bus cuyo conductor tenga siquiera un poco de tufo alcohólico.
Los aludidos
Los conductores consultados en la Terminal indican que en las secciones “privadas” de las pensiones consumen lo mismo que los pasajeros, sólo que se “desestresan” después del “maltrato” que reciben de ellos.
Nos sirven lo mismo, comentó ayer el chofer Saúl Cardozo antes de partir rumbo a Cochabamba, “sólo que nos despejamos por algunos minutos de todo lo que tenemos que soportar en el trabajo”.
Algunos choferes se quejan de la falta de respeto de los viajeros y de los bajos salarios que pagan las empresas (un promedio de 800 bolivianos mensuales). Según su explicación, los únicos insumos que usan para combatir el frío y el sueño son el abrigo, las frazadas y la coca, no el alcohol.
En contacto con policías
Si bien los transportistas no se someten a pruebas de alcoholemia en las trancas, por lo menos, dicen, tienen un contacto con la Policía cuando les entregan sus licencias y las listas de pasajeros, que no incluyen a las personas que suben a medio camino y a las instaladas en los pasillos.
En cuanto a los horarios de salida y las horas que trabaja cada conductor en trayectos como La Paz-Cochabamba o de allí a Santa Cruz, indicaron que generalmente hacen ida y vuelta en un día, con un descanso de tres a cuatro horas entre la llegada al destino y la partida de retorno.
Esto sucede cuando hay un alto flujo de pasajeros; de no ser así, pernoctan en la ciudad. El trayecto de cada conductor dura cerca de tres horas y media.
La Superintendencia de Transportes afirmó, a través de su titular Wilson Villarroel, que aunque sus atribuciones no son operativas, sino técnicas, siempre coordina con la Policía Nacional para dar garantías a los usuarios de este sector.
Tránsito de Cochabamba decidió ayer exigir en cada tranca de la ruta que el chofer se presente a la Policía para controlar su consumo de alcohol. Esa tarea era de los ayudantes.
La Policía sabe que en los puntos de parada en las carreteras, los restaurantes ofrecen bebidas alcohólicas a los conductores de autobuses, quienes por lo general son atendidos en ambientes privados lejos de la vista de los pasajeros.
La información sale ahora que las investigaciones apuntan a que el chofer de El Dorado dio positivo en el test de alcoholemia, con 1,8 gramos de alcohol en un litro de sangre, frente a 0,75 gramos tolerables.
El autobús se embarrancó el jueves en el camino entre las ciudades de Santa Cruz y Cochabamba, causando la muerte de 35 personas, según la cifra actualizada ayer, y dejando 23 heridos, quienes se recuperan en tres hospitales de la capital cochabambina y la ciudad de Sacaba.
El jefe de Tránsito de la Terminal de La Paz, coronel José Murillo, explicó que los controles a los choferes del transporte interdepartamental e internacional se efectúan con regularidad.
Aclaró que escapa de sus manos el que consuman alcohol en el camino, como sucede debido a la oferta de los propietarios de pensiones, quienes, con esa atención, hacen que los choferes paren a sus puertas para que los pasajeros consuman.
El jefe de Laboratorio de la Unidad Operativa de Tránsito de La Paz, Carlos Cárdenas Rodríguez, reveló que, por ejemplo, en restaurantes de Caracollo se sirven bebidas como el té con té por las noches, y también “al venir de Potosí, en Challapata”. No sólo eso, se sabe que el consumo de los choferes es gratuito.
El informe
A principios de este año, la jefatura de la Patrulla Caminera de La Paz entregó un informe al Comando General de la Policía en el que identifica puntos de expendio de bebidas alcohólicas en la ruta La Paz-Oruro.
Según el jefe de la Patrulla Caminera, coronel Jorge Saravia, la investigación hecha por un oficial de esa unidad denunciaba a restaurantes de Patacamaya, Caracollo y Caihuasi, a la altura del puente Independencia.
A pesar de esa averiguación, el Comando de la Policía Nacional no remitió órdenes a sus instancias responsables para la intervención de esos negocios.
Con dificultades
Saravia manifestó que un obstáculo de la Patrulla Caminera para el control de los transportistas a medio camino es la “intransigencia” de algunos pasajeros que protestan contra ese procedimiento en las trancas, “por no perder tiempo”.
Otro aspecto es la insuficiente cantidad de vehículos con los que cuentan los efectivos camineros. Según el coronel Saravia, en La Paz se cuenta con 17 vehículos, de los cuales 12 se mantienen en “muy mal estado”, tanto que “casi siempre están en reparación en los talleres mecánicos”.
Esto hace que los controles alcoholémicos de Tránsito en las terminales, de donde los conductores salen sobrios, no siempre garanticen la seguridad de los pasajeros.
Aclaró que tampoco es posible revisar todos los buses al momento de su partida, porque tampoco abastece el personal.
En el caso de La Paz, existen seis efectivos para verificar el cumplimiento de las exigencias básicas a unas 100 flotas por día. No se permite, enfatizó Murillo, la salida de un bus cuyo conductor tenga siquiera un poco de tufo alcohólico.
Los aludidos
Los conductores consultados en la Terminal indican que en las secciones “privadas” de las pensiones consumen lo mismo que los pasajeros, sólo que se “desestresan” después del “maltrato” que reciben de ellos.
Nos sirven lo mismo, comentó ayer el chofer Saúl Cardozo antes de partir rumbo a Cochabamba, “sólo que nos despejamos por algunos minutos de todo lo que tenemos que soportar en el trabajo”.
Algunos choferes se quejan de la falta de respeto de los viajeros y de los bajos salarios que pagan las empresas (un promedio de 800 bolivianos mensuales). Según su explicación, los únicos insumos que usan para combatir el frío y el sueño son el abrigo, las frazadas y la coca, no el alcohol.
En contacto con policías
Si bien los transportistas no se someten a pruebas de alcoholemia en las trancas, por lo menos, dicen, tienen un contacto con la Policía cuando les entregan sus licencias y las listas de pasajeros, que no incluyen a las personas que suben a medio camino y a las instaladas en los pasillos.
En cuanto a los horarios de salida y las horas que trabaja cada conductor en trayectos como La Paz-Cochabamba o de allí a Santa Cruz, indicaron que generalmente hacen ida y vuelta en un día, con un descanso de tres a cuatro horas entre la llegada al destino y la partida de retorno.
Esto sucede cuando hay un alto flujo de pasajeros; de no ser así, pernoctan en la ciudad. El trayecto de cada conductor dura cerca de tres horas y media.
La Superintendencia de Transportes afirmó, a través de su titular Wilson Villarroel, que aunque sus atribuciones no son operativas, sino técnicas, siempre coordina con la Policía Nacional para dar garantías a los usuarios de este sector.
Tránsito de Cochabamba decidió ayer exigir en cada tranca de la ruta que el chofer se presente a la Policía para controlar su consumo de alcohol. Esa tarea era de los ayudantes.
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