Para los bolivianos la corrupción definida como el “abuso del poder en beneficio privado” se ha convertido en una característica típica de todo político, sin saber si esta es un síntoma del tipo de sociedad en la que vivimos o de la mente de las personas. Para la psicóloga Andrea Villareal, la corrupción es una enfermedad de la sociedad en la que los individuos, con tendencias narcisistas, tienen mayor posibilidad de desarrollar.
“Siempre nos hemos preguntado si los políticos se vuelven corruptos o si los corruptos se convierten en políticos, porque pareciera que esta trasgresión está inserta en la personalidad de las personas con poder, a lo que muchos responden que es el poder el que corrompe a las personas. Sin embargo la corrupción es un síntoma de los valores y las condiciones de una sociedad”, señaló Villarreal.
Si bien todo ser humano está expuesto a ser corruptible, las personas que tienen tendencias narcisistas son las que caen con mayor frecuencia o facilidad ya sienten el deseo de disponer de todo y de todos para la satisfacción de uno mismo.
Al respecto la psicóloga social Soledad Fernández manifestó que desde el punto de vista individual, también se puede ver la corrupción como “consecuencia de situaciones que frustran el ideal social de la persona”, como la inequidad, la injusticia, la impunidad, llevándolos a priorizar el bienestar propio sobre el bien común.
“A los móviles del narcisismo hay que añadir como rasgo distintivo la búsqueda de un beneficio interesado. Por tanto, las personas con estas características de trastorno antisocial o paranoides que asumen liderazgos organizativos, serían proclives a desarrollar actos corruptos”, expresa Fernández.
Para ambas profesionales, la corrupción debe verse como una enfermedad social y no reducirla a síntomas psicológicos ya que es un fenómeno que existe en todos los tiempos, lugares y sistemas socio-económicos-culturales, que se ve más en los políticos porque como dice Fernández, “el poder hace desaparecer el miedo y permite que afloren deseos narcisistas y perversos”.
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