Con una gorra camuflada, vestido de jeans azul y una polera ploma, Jacob Ostreicher recibió en su oficina al equipo de El Día, para decir su verdad sobre la odisea que viene soportando en Bolivia.
Mientras contemplaba las fotos de sus nietos y demostrando indignación, el ciudadano estadounidense acompañado de su intérprete se declara víctima de las mafias que se encuentran incrustadas en el Poder Judicial, el Ministerio Público y el entorno palaciego del Gobierno.
Aseguró que a pesar de que hay 14 detenidos, existen muchos que forman la red de extorsión que se encuentran gozando de libertad y se dan el lujo de robarle sus bienes por un valor que asciende a los $us 30 millones.
P. ¿Qué puede decir sobre la denuncia en su contra de falsificación material e ideológica con una boliviana para adquirir su nacionalidad?
J.O.: Es algo antiguo. La fiscal Janeth Velarde Luna, quien se encuentra detenida en Palmasola, está tratando de hablar de esto hace un año atrás y sabe que todo esto es falso.
Es solamente una distracción, porque ahora han robado siete propiedades más y no quieren que nadie hable de ello.
Esta es una estrategia del fiscal Carlos Robles y el policía investigador Ariel Prado, que luego de 34 meses de investigación y después de que robaron 20 millones de kg de arroz, además de robar todas las propiedades y sin probarme ningún delito y hay un reporte del IDIF, que todo el dinero era legal y ahora Robles y Prado se hacen de siete propiedades más.
Este es el último abuso de poder que hicieron en mi contra y es el robo del siglo en Bolivia.
P. ¿Cuánto perdió tanto en inversión como lo que le han quitado?
J.O.: Cerca de $us 30 millones. Sin incluir las cuatro plantaciones que hemos perdido desde que me han mantenido como rehén.
P. ¿Quiénes lo mantienen como rehén?
J.O.: Me mantienen de rehén en este país un grupo de criminales, es una red de extorsión que me han quitado todo. Lo único que me queda es mi ropa y mi abogado (Jimmy Montaño) me dice, que no me sorprenda que el policía investigador Ariel Prado entre a mi casa y me quite mi vestimenta. Es increíble que Carlos Robles y Ariel Prado, han trabajado conjuntamente a Roberto Achá y Janeth Velarde en los últimos dos años y ellos ni siquiera han dado una declaración y me pregunto: ¿quién los estará protegiendo?
P. Entonces ¿La red de extorsión todavía se mantiene en las esferas del poder?
J.O.: Absolutamente. Hay más gente que se encuentra afuera de la cárcel. Hemos dado más nombres a los fiscales, pero nada ha pasado con ello.
Mi abogado Jimmy Montaño ha tratado de que cualquier proceso legal se pueda hacer en Bolivia y nada está pasando y recién nos enteramos que me están robando siete propiedades más. Montaño se reunió con la ministra de Transparencia, Nardi Suxo hace tres meses atrás por tres horas y no ha pasado absolutamente nada. Hay extorsionadores que siguen libres. La única diferencia entre los piratas solían hacer y con los que me hicieron algunos oficiales del Gobierno, es que los piratas te roban todo con un arma K-47 y después te dejan ir. Sin embargo, aquí en Bolivia lo hicieron en una Corte de ley, en el nombre de la ley me quitan todo y todavía me mantienen rehén. Esto es una travesía, tengo 12 nietos en los Estados Unidos, de los cuales a tres no los conozco, porque nacieron cuando yo estaba en la cárcel, mi familia está desvastada con lo que me pasa.
P. ¿Qué experiencia le deja lo que le sucedió?
J.O.: Va más allá de lo creíble, fui invitado por el presidente Evo Morales a invertir en Bolivia y cuando lo hice me meten preso. Ahora trato de escribir una carta al mandatario que quiero reunirme con él y recibo amenaza de Juan Ramón Quintana. No creo que haya otro país en el mundo que haya tanta injusticia como lo que me está sucediendo.
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