Con un vaso de café en una de sus manos y un cigarrillo en la otra, en una calle del centro de Manhattan, Ostreicher recordaba lo que vivió en Bolivia. “A veces no tengo ganas de aprender a hablar el español por lo que me pasó, pero estoy agradecido con la gente de Bolivia”.
¿Ahora qué piensa de la justicia boliviana?
Estoy agradecido con el pueblo de Bolivia y por todo el apoyo de la gente. Por ese apoyo encontré la manera de seguir adelante. La gente boliviana fue mi familia y estoy agradecido pero debe luchar firme por la justicia. La gente tiene que mantenerse fuerte porque es la única que puede marcar la diferencia para cambiar el sistema judicial en Bolivia. Yo tenía que regresar a mi hogar en Estados Unidos de la misma manera en que entré a Bolivia. No era mi deseo regresar como lo hice pero todo fue por la realidad del sistema judicial, que no es justo.
¿Qué sabe del proceso que se sigue en Bolivia en torno a la red de extorsión?
Tengo conocimiento que de las personas detenidas cuatro ya se declararon culpables y eso quiere decir que fui víctima de la más grande injusticia. Sin embargo, creo que falta todavía procesar a otros fiscales antidrogas y policías que investigaron el caso y siguen sin que nadie les haga nada. A mis abogados Yimy Montaño y Jerjes Justiniano les agradezco por todo lo que hicieron. Siempre fueron leales y siguen firmes. También agradezco a muchas personas que me ayudaron en los momentos más difíciles en Palmasola
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