Sentado en un café a las 6:00 en pleno centro de Manhattan, en Nueva York, mientras esperaba que el galardonado actor Sean Penn salga de un famoso hotel, el empresario estadounidense Jacob Ostreicher decidió hablar con EL DEBER, a pocos más de cinco meses de salir de Bolivia.
“La vida es muy difícil, yo perdí todo en Bolivia, también perdí mis negocios en Estados Unidos por el tiempo en que estuve preso en la cárcel de Palmasola. Mis negocios y mi matrimonio se derrumbaron, vivo de la ayuda de Sean Penn y de otras personas, pero estoy tratando de reconstruir mi vida”, dijo Ostreicher.
Contó que en principio su esposa lo ayudó, incluso viajó a Santa Cruz cuando él estaba preso, pero que después dio un paso al costado y lo abandonó, al parecer, cansada de la injusticia. El diálogo transcurrió minutos antes de que él partiera de viaje hacia Haití junto con Sean Penn, donde el actor dirige un campamento de unos 400 trabajadores en una obra solidaria que impulsa a favor de las víctimas del terremoto de 2010.
Era el lunes 19 de este mes y la primera vez que Jacob regresaba a Nueva York donde siempre vivió y donde tiene arraigada a su familia luego de tres años de permanecer en Bolivia donde fue encarcelado, acusado de legitimación de ganancias ilícitas y organización criminal.
El 5 de diciembre de 2013 Ostreicher huyó de Bolivia para regresar a su país, llegó a Los Ángeles y no así a su hogar de siempre en Brooklyn, uno de los condados más importantes de Nueva York.
Cómo salió de Bolivia
Cuando se le preguntó cómo salió del país y las rutas que tomó, el empresario hizo un alto, suspiró y respondió: “Eso todavía no puedo contarle, pero lo haré conocer a su tiempo”.
Sin embargo, dijo que salió de Santa Cruz sin cargar consigo ni su ropa ni otros bienes que actualmente están al cuidado de sus exfuncionarias en Bolivia.
Su primera prueba fue llegar hasta el aeropuerto de El Alto, de donde se embarcó en una nave para viajar hasta Perú y de allí a Los Ángeles.
¿Alguna autoridad de Bolivia lo ayudó a salir?, se le consultó. Ostreicher señaló que aún no es prudente referirse a ese tema y que lo más importante ahora es ir adelante y reconstruir su vida.
No obstante, dijo una y otra vez que Sean Penn le salvó la vida. En la charla con EL DEBER también se pudo percibir que Ostreicher aún guarda temor y que prefiere no confrontarse con las autoridades bolivianas.
La solidaridad judía
Desde que salió de Bolivia en medio de duros cuestionamientos, no se sabía con certeza en qué ciudad estaba Ostreicher; lo más lógico era pensar que volvería a su casa en Brooklyn. Sin embargo, eso no ocurrió.
Fue Sean Penn quien lo recibió primero en Los Ángeles, lo alojó en un hotel de cinco estrellas y después en su casa.
Según cuenta, la solidaridad de la comunidad judía también fue efectiva en los momentos en que lo necesitaba.
Es por eso que desde su llegada vive una semana en la casa de un judío, la siguiente en la de otro de sus compatriotas y así sucesivamente.
Su hija, Chaya Wimberger, y su hermano, Ari Ostreicher, son dos de sus familiares que siempre lo acompañan y están pendientes para prestarle ayuda
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