sábado, 28 de septiembre de 2013

'El Viejo' dice que hermano del 'Vice' era un infiltrado

Ignacio Villa Vargas, conocido como "el Viejo" y señalado inicialmente como testigo clave en el proceso por terrorismo y alzamiento armado, reveló ayer en el juicio oral, que Raúl García Linera, hermano del vicepresidente Álvaro García Linera, era un infiltrado más en la organización del Gobierno que preparó el montaje del caso.

Dijo que lo conoció en una casa de campo en Villa Tunari, en el Chapare, poco antes que prestara su declaración ante la comisión mixta de diputados que investigaba el caso, cuando le pasaron "un libreto" sobre las cosas que debería decir y a quiénes debería implicar.

"Lo conozco bien, es flaco, parecido al Vicepresidente y estaba junto con Edson Alí, Luis Clavijo, Carlos Núñez del Prado, agentes del Ministerio de Gobierno que prepararon todo", dijo.

Villa Vargas dijo que en base a las directrices que le pasaron en su declaración formulada ante los diputados involucró a muchos cruceños, como se lo exigían porque lo tenían amenazado y también a su familia.

Todo es ilegal. "Nada en este caso es legal, desde la denuncia que se presentó antes de los hechos. Por eso digo que esto es amañado", señaló Villa, quien recién empezó a declarar en la tarde, pues en la mañana tuvieron que sortear algunos incidentes hasta quedar en que solo estaba siendo procesado por el delito de terrorismo, y no así por alzamiento armado, asociación delictuosa, tenencia y uso de explosivos, como pedía el Ministerio de Gobierno.

Villa es acusado de ser el chofer del supuesto grupo subversivo que colocó una bomba en la casa del cardenal Julio Terrazas y que luego planificó un supuesto atentado al presidente Evo Morales y que también intentaba dividir el país, en el 2009, poco antes del asalto al hotel Las Américas, donde murieron el presunto cabecilla Eduardo Rózsa y sus acompañantes Arpad Magyarosi y Michel Dwyer.

Concurre después del testimonio de los dos sobrevivientes, el boliviano croata Mario Tadic y el húngaro Elöd Tóásó.

Su 'vía crucis'. Villa empezó informando que fue contratado por el agente del Ministerio de Gobierno, Luis Clavijo, por la suma de 7 mil bolivianos mensuales.

Ahí conoció al jefe de la Unidad Táctica de Resolución de Crisis (Utarc), (el grupo que asaltó el hotel Las Américas y dio muerte a Rózsa y sus dos amigos) capitán Wálter Andrade, a la cabo Marilín, a los agentes Carlos Núñez del Prado y el jefe nacional de Inteligencia, Jorge Santistevan. Todos lo enviaron para que trabaje con Eduardo Rózsa en la Feria Exposición y le pagaban la suma de 80 bolivianos para que les llevara comida.

Señaló que después del 16 de abril del 2009, después de la balacera en Las Américas, fue secuestrado por agentes del Gobierno que lo esperaron en el cuarto anillo tras salir de su casa de Cotoca y desde entonces lo trasladaron a Cochabamba, La Paz y Santa Cruz donde lo torturaron para que firmara declaraciones implicando a varias personas.

Cerca de las 18:30, luego de las declaraciones parciales, la audiencia fue suspendida hasta el 7 de octubre por el juez Sixto Fernández debido a que Villa Vargas sufrió una baja de su presión.

"Dónde están los del Gobierno, los jueces y policías que se prestaron para el montaje. Acaso yo filmé el video-soborno, acaso yo me robé la plata del Ministerio".

Ignacio Villa
Implicado en el caso

"El juez Fernández se equivocó ayer en la audiencia. Dijo que Ignacio Villa debería probar su inocencia, cuando es al revés. Se presume la inocencia".

Otto Ritter
Abogado Defensor

Imputado
Involucra a los fiscales Soza y Céspedes

A Marcelo Soza. El fiscal director funcional de las investigaciones dijo que le pasó una lista de unas 140 personas para que las involucrara. Luego le preguntaba cuál de esos tenían plata.

A Sergio Céspedes. El actual director funcional de las investigaciones dijo lo conoció en la audiencia conclusiva en Cochabamba y tuvo un altercado con él porque le cambiaron un abogado.

Torturas, Villa reveló que debido a que se les pasó la mano con la corriente eléctrica cuando lo torturaron tuvieron que pagar 1.500 bolivianos en la clínica Kamiya de Santa Cruz para que lo curaran.

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