El Viejo Ignacio Villa Vargas afirmó ayer que fue bajo tortura y amenazas sobre sus parientes que declaró y acusó a personalidades de Santa Cruz de haber sido parte del supuesto plan separatista, terrorista y de alzamiento armado sustentado por el Gobierno como base para la incursión policial del hotel las Américas hace cuatro años.
"Fíjense en mi brazo (derecho). A causa de los golpes y torturas, está con una fractura consolidada, pero nunca me permitieron un tratamiento…”. Agregó que aún ahora pasa noches en vela por la violencia que dijo que se le había aplicado y que no ha cesado. Sus torturadores, según afirmó, le dieron una lista de 140 personas a las que debía acusar. Teóricamente, tras las declaraciones de El Viejo, quedarían sin sustento las acusaciones sobre quienes están presos o declarados rebeldes a causa de su testimonio. Habló ante los jurados bajo la atención compacta del público y un silencio apenas perturbado por el ruido del aire acondicionado de la sala.
Con diabetes avanzada y en silla de ruedas, lucía muchos más años que los 52 del registro. Morador de Cotoca, a 20 kilómetros de Santa Cruz, fue estrella de la acusación y al poco tiempo uno de los 39 acusados. Es uno de los mayores juicios de la historia boliviana.
Voz débil y de contra-alto que traducía una fuerte presión emocional, El Viejo dijo que en Cochabamba, al abrirse las audiencias el año pasado, un funcionario del entonces fiscal del caso Marcelo Soza, le advirtió que debía callarse ante los medios o su familia sufriría consecuencias. En esa ocasión, dijo, estaba presente uno de los fiscales que ahora encabeza la acusación tras la salida de Soza del caso, en la avalancha de denuncias de extorsión que tiene en la cárcel acusados a otros exmagistrados.
Mencionó a exfuncionarios policiales y del Ministerio de Gobierno, entre ellos al capitán con quien aparece en una de las fotografías más difundidas del caso (una parrillada en la casa de Villa Vargas), al lado de Eduardo Rózsa Flores, a quien el Gobierno atribuye la condición de cabecilla del grupo que supuestamente quería dividir Bolivia. Fue muerto en el episodio del 16 de abril de 2009.
Las amenazas, dijo, no han cesado y por eso había exigido garantías. Afirmó que incluso a su prisión de Palmasola llegan emisarios para decirle que debe cuidarse de lo que diga ante el tribunal.
Al cabo de dos horas de testimonio, en las que repasó algunos de los momentos que han marcado la historia que se le endilga, la sesión fue suspendida hasta el 7 de octubre, debido a la baja presión registrada (60-110). Es el tercero en declarar sobre el pliego acusatorio.
El supuesto caso terrorismo ocurrió el 16 de abril de 2009 cuando murieron a manos de la Policía en el hotel Las Américas, el boliviano húngaro croata Eduardo Rózsa, el irlandés Dwyer Michael Martin y el rumano Arpad Magyarosi, además fueron detenidos el húngaro Elod Toaso y el boliviano-croata Mario Tadic.
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