domingo, 19 de junio de 2016

Reservado funeral despide a Fortún tras su extraña muerte



Privadísimo. Así fue el funeral de Ana María Fortún, una de las tres hijas del adenista y fallecido exministro de Hugo Banzer, Guillermo Fortún. Los detalles de su muerte se manejaron con cierta reserva, las fuentes oficiales dicen que se suicidó. Y con reserva se manejó su entierro.

Asistieron cuatro personas, nada más. Familiares inmediatos. La ceremonia fue custodiada por guardias del cementerio Jardín, en la zona Sur de La Paz. Allí llegó una urna que contenía las cenizas de Ana María, la hermana de Ximena, la mujer a la que se le ocurrió, meses atrás, salir a apoyar a Gabriela Zapata, expareja del presidente Evo Morales.

“Por favor, no podemos hablar. ¡Respeten el dolor de la familia!”, fue lo único que dijo una de sus sobrinas. Y nadie más pudo hablar. Es que Ximena, que ahora está presa por el caso Zapata, tampoco recibió permiso del Régimen Penitenciario para despedir a su hermana, a esa que se suicidó poco después de que la acusen. Así que este adiós fue apenas un silencio, una oración y un abrazo. La guardia del cementerio se hizo cargo de la prensa. Y de cualquier curioso.

La cárcel y el cementerio
Ayer lo primero que se oyó fue que Ximena Fortún asistiría, pero no revelaron la hora ni el lugar de la ceremonia; luego se supo que sería en horas de la tarde. Después se filtró una dirección, el sitio de cuatro almas.

Tomando en cuenta que Guillermo Fortún fue uno de los más destacados dirigentes de ADN, se esperaba una asistencia masiva para despedir a la hija. Tomando en cuenta la pérdida de la familia Fortún, en la mañana se creía que Ximena podía conseguir un permiso para ir a despedirse, pero no, se tuvo que quedar presa, como quedó su padre —el exministro de ADN— hasta morir; presa, como Zapata, la mujer que insinuó que tuvo alguna relación con el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, para luego retractarse de todo. Presa.

La versión oficial relató que Ana María se quitó la vida el jueves en la madrugada. Entonces, los fiscales que investigan a Zapata y a Ximena por tráfico de personas —por un niño que, se dice, fue contratado para hacerlo pasar por el hijo del presidente con Zapata— llegaron al lugar. Entonces, el fiscal Marco Vargas dijo que la fallecida era una de las investigadas. Que de no haber muerto, podía haber quedado presa, como su hermana. La semana siguiente Ana María iba a ser convocada a declarar sobre el dinero que recibió de Zapata.

Pero el fiscal general lo desautorizó y dijo que Ana María no era parte del proceso. Dijo eso pese a que una sobrina de la fallecida afirmó que su tía sí fue convocada a declarar. Una contradicción que solo genera dudas. Lo cierto es que ni siquiera el ADN político de Fortún la salvó de un funeral solitario

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