martes, 9 de agosto de 2016

Achacollo asegura que tiene la “conciencia tranquila”

“Me voy con la conciencia tranquila, porque yo no me he llevado ni un peso”, afirmó ayer a EL DIARIO la exministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo, estando en celdas judiciales, antes de ser trasladada como detenida preventiva al penal de Palmasola, en Santa Cruz.

En breve contacto, cuando estaba las celdas judiciales del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, Achacollo manifestó que asumirá su defensa presentando pruebas ante las autoridades correspondientes.

Desde la pequeña ventanilla de la puerta de metal que separa a las visitas de las detenidas, EL DIARIO encontró ayer a la exautoridad sentada en una de las camas del ambiente, que ocupa desde el 4 de agosto, en celdas judiciales del Tribunal Departamental de Justicia.

Achacollo fue conducida ahí por disposición del juez (en suplencia), segundo cautelar Enrique Morales, luego de que la comisión de fiscales, compuesta por Óscar Campero y Anghelo Saravia, presentara la imputación formal en su contra, por los delitos de incumplimiento de deberes y conducta antieconómica.

CON EL DIARIO

Luego de identificarnos, al aproximarnos a la puerta, donde junto a otras tres personas con las que también entablaba diálogo, Achacollo escucha las primeras consultas de EL DIARIO, pero da a entender que no se siente bien.

Al ser interrogada sobre su trasladado a Santa Cruz y la continuación del proceso en su contra, la exministra afirmó que se encuentra tranquila y junto a sus abogados preparará la documentación de descargo.

“Me voy (a Santa Cruz) con la conciencia tranquila, porque yo no me he llevado ni un peso (…) voy asumir mi defensa, presentando todas las pruebas que tengo”, señaló la mujer de pollera, que corrobora lo que sus abogados sostienen; muestra síntomas de agotamiento y habla en tono calmado, tal como lo hiciera también a lo largo del proceso judicial que tuvo, e inició con la apelación a su detención preventiva, instruida por el juez Morales el viernes pasado.

Al respecto, el abogado Diego García aseguró que dicha apelación sigue el trámite legal y se espera que en los siguientes días se sortee un tribunal de alzada para la audiencia; desvirtuar el riesgo procesal que los fiscales establecieron en contra de su defendida, como se establece con personas que no tienen una actividad laboral ilícita.

De contar con fallo favorable, Achacollo podrá asumir defensa en libertad pura y simple y en el peor de los casos con una detención domiciliaria.

NO FUE AMENAZA

Pero el panorama legal para la exautoridad no parece mejorar, minutos antes de lograr el testimonio de Achacollo, el diputado opositor (UN) Rafael Quispe, en puertas de la Fiscalía Departamental (a escasos 80 metros de celdas judiciales), anunciaba otros dos procesos en su contra, a raíz de la advertencia que esta le hizo el viernes cuando se cruzaron en pasillos de los tribunales, previo al inicio de la audiencia cautelar.

“Espera maleante, vas a pagar tarde o temprano, desgraciado”, fue la advertencia que Achacollo lanzó a Quispe y quedó registrado ante las cámaras de televisión y grabadoras de los medios de comunicación. Ese mismo día, Quispe declaraba “pienso dejar el caso, por qué es gente que cumple sus amenazas”.

CONTINUARÁ QUISPE

Sin embargo, ayer el diputado Quispe, principal denunciante de los malos manejos del Fondo Indígena, se retractó y aseguró: “No, nos vamos a retirar del proceso. Muertos, nos tendrán que sacar del proceso. Tendrán que botarme del país para sacarnos del proceso (…) Hemos decidido con mi familia, con mi abogado, hacer un proceso penal contra la señora Achacollo por amenazas, calumnias e injurias”, adelantó el legislador.

Respecto de estos anuncios, la exministra de Desarrollo Rural (2010 y 2015), sin referirse a los procesos, negó haber vertido una amenaza como tal.

“No ha sido una amenaza. Pero está quienes acusan sin pruebas y yo tengo mis respaldos que no he cometido ningún delito (…) No quiero decir nada más por ahora”, se disculpó Achacollo.

Luego, la mujer de pollera, acostumbrada al cálido clima de Yapacaní, en Santa Cruz, donde residió hasta antes de acudir al llamado de la Fiscalía, se retiró asegurando uno de los botones de la chompa de lana que viste desde que fue aprehendida, y retornó a su lugar en la celda, que comparte con más de 10 mujeres que atraviesan similar situación jurídica.

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