martes, 26 de abril de 2016

CORRUPCIÓN, PERCEPCIONES Y REALIDADES

Entre noviembre de 2015 y enero de este año, Ipsos Public Affairs América Latina, realizó una investigación (encuesta online) sobre los principales problemas de Latinoamérica basándose en el criterio de 286 periodistas y líderes de opinión.

Para los encuestados, la corrupción es el problema mayor en Brasil, Bolivia, Colombia y México. En Ecuador, Argentina y Perú, ésta ocupa el segundo lugar.

La corrupción -quién diría considerando el histórico latinoamericano- está bastante más por encima que la pobreza, el narcotráfico, la inestabilidad política, la salud pública inadecuada, la inflación, las amenazas del medio ambiente y los sistemas de pensiones deficientes. Es que la corrupción ha superado el nivel sensible que lacera el alma para ser un hecho concreto que acaba por colmar la paciencia de los pueblos, no otra cosa fue la “fiesta democrática” que se vivió la noche del domingo 17 en las calles del Brasil celebrando el impeachment contra Rousseff.

Más cerca aún, el Referéndum que se llevó a cabo en Bolivia el 21 de febrero en el que las denuncias de corrupción que involucrarían al primer Mandatario habrían aportado de manera decisiva para que se consolidara el NO a la reelección del hermano Evo.

Argentina es otro caso patético que se evidencia con el juicio político que se le sigue a Cristina Fernández y lo más vergonzoso, el pedido de la población para que retiren el nombre del esposo de todo edificio público en señal de protesta por los abusos cometidos por el matrimonio Kirchner.

Chile no se libra con el caso de corrupción del hijo de Bachelet que tan mal hizo quedar a la mamá, aunque de acuerdo al estudio Ipsos, el mayor problema según los periodistas y líderes de opinión es la educación (74%), la salud (49%) y en un sexto lugar la corrupción (24%).

Aunque muchos grupos tienen dificultades para identificar de corrupción lo que en hechos concretos y plausibles lo es, ésta no responde a una configuración cultural, sino más bien organizativa por lo que no podemos decir que el problema lo llevemos en la sangre o el hábito, es consecuencia de la forma cómo se estructura el sistema de poder, así es que la politización de las instituciones públicas y la falta de alternancia política serían las principales generadoras de corrupción. Sin embargo, hay otro elemento más llamativo y nuevo: “La maldición política de la abundancia”. Una investigación de American Economic Review demuestra que “los países que encuentran nuevas fuentes de ingresos públicos como la exportación de recursos naturales tienden a ser más corruptos”. ¿Cuestión de nuevas oportunidades en microsistemas poco controlados por falta de “expertise”?

En síntesis, la concentración de poder, ese que lo quiere todo: justicia, medios, verdades y libertades, ese poder que “le mete nomás” porque cuenta con el asesoramiento de abogados contratados para eso, es el gran originador de la corrupción que mantiene a los pueblos latinoamericanos entretenidos en las calles organizando protestas o festejos por el derrocamiento de “marcas” que se vendieron como panaceas y que en realidad resultaron tan abusivas como las anteriores.

¿Recuerdan cuando Cayetano Llobet hablaba del proceso de desinstitucionalización del Estado? Este pues no es “moco de pavo” (como también decía él), es que Bolivia padece de aquello hoy; ojo con ello, porque “así nomás había sido”.



Comunicadora Social y Doctora en Ciencias de la Educación.

molmitos2014@gmail.com

elblogdelamolmitos.wordpress.com

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