Vestido con un buzo, chamarra y zapatos deportivos, Fernando Rivera se aprestaba a comer una sopa que le llevó su hermana, Ana María, en el patio de las celdas policiales de Warnes el mediodía de ayer. El exfuncionario gubernamental es acusado de ser parte de una presunta red de extorsión.
¿Tiene usted mucho que decirle al país sobre el Gobierno?
Tengo tanto que revelar, que si abro la boca me matan. Conozco mucho.
¿Cómo califica su traslado y cómo durmió su primera noche en la celda?
Mi traslado de Palmasola a las celdas es arbitrario, ilegal, abusivo e inoportuno. Es por un trascendido que supuestamente ofrecieron por mi cabeza $us 40.000 a fines de diciembre para matarme. Imagínense después de siete meses toman una acción preventiva; esto es grave.
Me han dado muerte civil, ahora quieren matarme físicamente. Tengo miedo de que me lleven a la frontera, ahí me van a matar. No existe penal alguno en el país que me pueda dar las garantías para preservar mi vida, mi integridad física por todos los procesos que llevé en la lucha contra el narcotráfico y por otros de seguridad del Estado desde 2007. Mi primera noche dormí en el suelo en un ambiente pequeño junto a 45 internos, en un hacinamiento extremo, en condiciones infrahumanas degradantes. Mi vida está en peligro y mi familia vive desconcertada; no me dejan defenderme
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